Porreres

Además de su tranquila ubicación, Porreres convence sobre todo por su originalidad y su aire romántico. La arquitectura tradicional mallorquina y las originales fincas de piedra natural dominan el paisaje del pueblo. Los aproximadamente 5.000 habitantes viven principalmente del cultivo del albaricoque y del vino. La conocida bodega del viticultor Jaume Mesquida lleva produciendo un excelente vino desde los años 70.

Los propietarios se benefician en Porreres de una alta calidad de vida, del ocio y del estilo de vida mediterráneo. También hay que dedicar tiempo a probar los platos locales elaborados con productos frescos. En el corazón de la isla encontrará muchos hoteles rurales y restaurantes excelentes con una comida y un vino estupendos.

El monasterio franciscano «Santuari de Monti-Zion», construido en 1551, se encuentra a dos kilómetros de Porreres. El Vía Crucis entre Porreres y el monasterio fue construido en 1497. El monasterio es sencillo pero de fácil acceso a pie, a pesar de la ligera pendiente. Una vez en la cima, se verá recompensado con unas vistas espectaculares de los alrededores. Para los interesados en la arqueología, los alrededores de Porreres cuentan con varios asentamientos de la Edad de Bronce y 36 molinos de viento, testimonio de las raíces agrícolas del pueblo.

Si quiere explorar los diferentes rincones de Mallorca, Porreres es un buen y céntrico punto de partida. El encantador paisaje natural que rodea a Porreres invita a disfrutar de diversas actividades deportivas y de ocio. Los alrededores invitan a practicar el senderismo y el ciclismo a lo largo de los viñedos y los albaricoques. Ninguna parte de la isla está realmente lejos de aquí y a su regreso podrá disfrutar de la tranquilidad del pequeño pueblo lejos de las multitudes de turistas. Pase relajadas veladas junto a lugareños y expatriados y conozca la verdadera vida rural de Mallorca.

Además, los propietarios de viviendas en Porreres se benefician de la proximidad de hermosas playas de baño, a las que pueden llegar en 30 minutos como máximo (como la playa de Es Trenc). Las playas de arena brillante y el mar azul turquesa son el escenario perfecto para nadar, tomar el sol y relajarse.